"Debemos cortar de raíz y sin contemplaciones la corrupción. Los responsables de esas conductas irregulares están
respondiendo de ellas, eso es una prueba del funcionamiento de nuestro Estado
de derecho". Felipe VI (24/12/2014).
No, señor Felipe, el hecho de que "respondan" no
prueba que funcione el Estado de Derecho. Una prueba del correcto
funcionamiento sería que se les aplicara su correspondiente correctivo de la
misma forma y con total igualdad que al resto de ciudadanos.
Responder delante de un juez no sirve para nada si al final
se demuestra la conducta irregular, se condena judicialmente, pero resulta que
se les aplican los derechos penales de forma diferente al resto de presos (como
concederles el tercer grado de forma expres, como ha sucedido con las penas de JosepLluis Nuñez Clemente o de Ángel Carromero), reducirles la pena para evitar que
entren en la cárcel o concederles directamente indultos (como los casos de JosepMaría Servitje o Tomás Gómez Arrabal).
"No debemos dejarnos vencer por el pesimismo, el
malestar social, o por el desánimo"
Efectivamente, no debemos. La vida social y política del país
debería darnos ilusión y ánimo. Pero el problema viene cuando ese malestar no
lo generan causas externas al país, sino que a éstas se suman leyes que
reprimen a la ciudadanía, impidiéndoles y dificultándoles el ejercicio de sus
derechos e incluso entorpeciendo la demanda contra esas “conductas que se
alejan del comportamiento que cabe esperar de un servidor público” de las que
usted habla.
"Somos una democracia consolidada. Disfrutamos de una
estabilidad política como nunca antes en nuestra historia"
Mentira. Somos una democracia joven rodeada de democracias consolidadas, regida por una carta
magna realizada en una época de miedo y que ha sido reformada en favor de los
que nos prestan dinero, dándoles preferencia por delante de los ciudadanos a
los cuales supuestamente representa esa Constitución. Y tenemos estabilidad política
gracias a un sistema político bipartidista que solo ha servido para repartirse
el poder entre las dos caras de una misma moneda. La estabilidad no debería ponerse por delante de la democracia.
No, señor Felipe. El Estado de derecho no funciona como
debería funcionar. Y por muchas veces que se repita una mentira no se convertirá
en verdad por arte de magia.